Este perro de
ojos saltones y orejas de murciélago es bastante ruidoso y no por sus ladridos.
Debido a su cara chata y a sus pequeños orificios nasales, el Bulldog Francés
es un perro no apto para dueños con el sueño ligero. Sus ronquidos (bastante
altos en comparación a su tamaño) pueden hacer retumbar todo el edificio.
Se cree que
el Bulldog Francés proviene de varios cruces llevados a cabo durante el siglo
XIX entre Bulldogs Ingleses y pequeños terriers. Los primeros en criar este
perro fueron los carniceros de la Villette de París y pronto la raza se
popularizó por todo el país. Al Bulldog Francés se le solía ver en los
bulevares, y en los cafés se organizaban tertulias para intercambiar consejos,
comparar los mejores ejemplares y e intentar obtener cachorros más fuertes.
El Bulldog
Francés es un perro potente, musculoso, de estructura compacta y de osamenta
sólida. Tiene la cabeza ancha y cuadrada, con la piel formando pliegues y
arrugas. La cara es corta y chata y los ojos redondos y ligeramente
prominentes. Tiene unas orejas de tamaño mediano e implantadas altas, que se
caracterizan por ser anchas en la base y redondeadas en su extremo. Su cola es
corta y de implantación baja. Tiene el pelo corto, suave y brillante y el
estándar admite los perros atigrados (mezcla de pelos negros y rojizos no
demasiado oscuro) y los blancos y atigrados (fondo blanco con manchas
atigradas).
A pesar de la
fama de agresivo, el Bulldog Francés es un perro afectuoso, listo, sensible y
dócil. Se muestra tranquilo con las personas mayores y muy receptivo a los
juegos de los niños. Le gustan las caricias y la vida en familia. Es valiente,
payaso y muy curioso.
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