El Labrador Retriever siempre ha sido votado como la
raza de perro más popular desde 1991. Muchas familias de todo el mundo han
disfrutado o están disfrutando de la compañía de uno. La raza es muy querida
por ser muy inteligente, afectuosa y paciente con los niños. Un Labrador nunca
deja pasar la oportunidad de jugar y pasar un buen rato. Les encanta el agua y
siempre están listos para ir a nadar. Puesto que pueden llegar a tener de 60-75
libras, deben recibir entrenamiento de obediencia para frenar su instinto por
salir de golpe o caminar por delante de sus dueños.
Se especula
que el Labrador Retriever proviene de la isla de Terranova, en la que hacia el
siglo XVIII los antepasados de este perro se usaban para la caza. Un siglo más
tarde se exportó a Gran Bretaña y los aristócratas lo usaron principalmente
como perro cobrador y de pelea. A principios del siglo XX el estándar de la
raza se acabó de establecer y hoy en día se ha convertido en una mascota
bastante común. Sus antepasados cazadores no se han perdido y este perro ha
estado mucho tiempo ejerciendo el trabajo de perro de caza de faisanes, de
patos y de otras aves salvajes.
El Labrador
Retriever es fuerte, compacto, ancho y de lomo corto. Tiene unas extremidades
bien desarrolladas y de fuerte osamenta. Sus pies compactos y redondos le
ayudan a ser un buen nadador. Las orejas le caen junto a la cabeza y tiene una
cola gruesa en la base que se va afilando progresivamente. Está recubierto por
un pelo corto, denso, áspero e impermeable que puede ser de color negro,
amarillo o marrón.
El Labrador
Retriever es un perro enérgico, complaciente y cariñoso con su gente. Es
obediente y se adapta bien a la vida familiar, necesita estar integrado a ella.
Está dotado de una gran memoria y es fácil de adiestrar. Disfruta el juego con
los niños y chapotear en el agua. No le gustan la soledad y la indiferencia, si
se pasa muchas horas solo puede causar algún destrozo.
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